Norte de Tailandia
Elena

Necesitábamos salir de Vietnam porque nuestro visado expiraba. Como no nos daba tiempo a abandonar el país con las bicicletas, decidimos dejarlas en un trastero en Hanoi y pasar un mes visitando el Norte de Tailandia, esta vez con mochila.

Chiang Mai

Llegamos a Ching Mai a mitad de tarde. Teníamos planeado coger el autobús local a la ciudad, así que lo primero que hicimos fue localizar la parada. Para nuestra sorpresa la parada había vivido tiempos mejores y por ahí hacía meses que no circulaba nada, así que tuvimos que irnos en taxi. Por suerte el aeropuerto está pegado a la ciudad.

Pronto empezamos a ver el ajetreo típico de la comida callejera tailandesa, los mercados, los 7-eleven…. Habían pasado solo tres meses desde que habíamos abandonado Tailandia, pero nos parecía que había pasado mucho más tiempo.

En general Chiang Mai nos gustó, pero no fue nuestra ciudad favorita de Tailandia. Reconocemos que es bastante cómoda para vivir allí porque combina zonas más modernas, ambiente internacional con zonas más locales, templos muy chulos… pero nuestra sensación es que la esencia tailandesa se perdía un poco por el turismo. Es solo una ligera sensación, en realidad si tuviéramos que elegir un lugar donde establecernos unos meses, tal vez Chiang Mai estaría alta en la lista, y desde luego es una ciudad digna de visitar.

Encontramos un par de mercados nocturnos muy locales, muy baratos, que visitábamos todas las noches. Los más conocidos eran más caros de lo habitual en Tailandia, así que solo íbamos si queríamos tomar algo escuchando música en directo. Estuvimos algo más de una semana, aprovechando para descansar, trabajar y pasear.

Pai

Pai es una localidad situada a unos 150 kms. al Chang Mai. Está cerca de la frontera con Myanmar. Está rodeada de montañas y parques naturales.

Llegamos allí en una furgoneta local que cogimos en la estación de autobuses de Chiang Mai. El camino es tortuoso, hay cientos de curvas muy cerradas que hacen que muchas personas se mareen. El asfalto es bueno pero decenas de kilómetros de curvas hacen el camino muy pesado.

Pai es un pequeño pueblo fácilmente abarcable a pie. En verano no hay demasiado turismo porque una de las principales atracciones es el tubing, es decir, tirarse con un flotador gigante por el río mientras la gente bebe y escucha música, pero en época de lluvias no es posible. Así que aunque había otros turistas, en general había poca gente y era tranquilo.

Muchos de los locales que encontrábamos por el pueblo eran muy hippies y abundaban las banderas de Bob Marley. Pero se notaba que estaba cambiando la tendencia porque habían aflorado ya restaurantes y cafés un poco más pijos, y estaban construyendo otros. Una pena, nos hubiera gustado conocerlo hace unos años cuando todo debía ser mucho más hippy.

Los alrededores de Pai son una maravilla y merece la pena visitarlos , así que alquilamos una moto y nos fuimos a descubrir paisajes.

Visitamos el puente de bambú de Buda, de unos 800 metros de largo. Estaba nublado así que no hacía mucho calor, temíamos que pudiera llover, pero aguantó.

No había nadie visitando el puente que discurre sobre campos de arroz. Los lugareños seguían con sus quehaceres diarios, sembrando, atendiendo a los bueyes… Reinaba el silencio, estábamos rodeados de montañas, atravesando verdes campos de arroz con el único sonido del crujir del bambú bajo nuestros pies. Lo disfrutamos. Y aquello se convirtió en una de las experiencias más bonitas que vivimos en todo el Norte de Tailandia.

Visitamos también el cañón de Pai. Dicen que lo ideal es hacerlo al atardecer, cuando el sol se pone, pero como el día estaba bastante nublado y ya nos conocemos lo que pasa cuando vas a ver un atardecer y está nublado, que no ves nada, pues lo visitamos de día.

El cañón se puede recorrer pero hay que tener cuidado en muchas zonas, por los frecuentes derrumbes, y pasos estrechos con caídas de decenas de metros. Así que nosotros no avanzamos mucho por él. Puedes sentarte tranquilamente en alguno de sus bancos y contemplar el increíble espectáculo.

Visitamos también Wat Sri Don Chai, un templo de más de 700 años de antigüedad, el primer templo de Pai. No había nadie así que como en prácticamente todo Pai y alrededores, el lugar era un remanso de paz.

A última hora de la tarde subimos a visitar el Gran Buda Blanco de Pai. Una enorme figura de Buda en la montaña desde donde se divisa todo el pueblo de Pai y alrededores. Un espectáculo divisar la niebla entre las montañas.

Pai nos gustó mucho y si no fuera porque los accesos son un poco complicados lo consideraríamos buena opción para pasar allí unos meses.

Chiang Rai

El mismo día viajamos de Pai a Chiang Rai. Para hacerlo en autobús tienes que coger uno primero a Chiang Mai y de ahí ya otro directo hacia Chiang Rai, lo que tiene el Norte de Tailandia es que es bastante montañoso.

Chiang Rai es bastante turística pero hay una mezcla interesante entre locales y turistas que coinciden en los night market. Los fines de semana montan unos enormes donde pudimos comer pescado y otras maravillas. Hay otro diario donde los locales comen hot pot y que por supuesto también probamos. Hay muchas cafeterías y bares.

Las grandes atracciones de Chiang Rai son los templos cercanos, que aunque bastante modernos, son muy diferentes y llamativos, nos gustaron mucho. Celebramos el cumpleaños de Chema visitando varios.

El templo blanco es uno de los más icónicos de todo Tailandia. Está situado en una zona llena de otros templos más pequeños en activo, diferentes altares y demás. Vimos bastantes monjes por todo el recinto. Es gratis en muchas de sus zonas (por entrar al templo blanco hay que pagar algo, pero no era mucho) Después de visitar tantos templos en Tailandia, empiezan a no llamarnos mucho la atención y nos solemos olvidar de ellos, pero estos eran diferentes y nos gustó visitarlos.

También visitamos el templo azul. Es muy curioso también, algunas zonas están aún en construcción y es muy visitado por los locales como su templo de culto.

Fin del viaje al Norte de Tailandia

Volvimos unos días a Chiang Mai a disfrutar un poco más de la ciudad y los mercados nocturnos antes de coger de nuevo un avión de vuelta a Hanoi, donde nos esperaban nuestras bicicletas.

Nos gustó visitar el Norte de Tailandia que se nos había quedado fuera de los planes de viaje en dos ocasiones. Merece la pena visitarlo y contemplar los paisajes de montaña, los pueblos y ciudades y la gente.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *