“Y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul”
Así narra Espronceda en su famosa “Canción del pirata” el encuentro de continentes que se produce en esta ciudad donde Europa y Asia se encuentran y se fusionan, lo que le da un carácter y una personalidad muy peculiar. Lo del “crisol de culturas” es un tópico muy recurrente pero en el Estambul de hoy en día se cumple y podemos pasar de una moderna ciudad occidental a un tradicional barrio árabe desplazándonos pocas calles. La ciudad de divide en tres zonas principales: la ciudad vieja y la nueva (ambas en Europa) y la zona asiática.
Aprovechando el vuelo directo de Turkish Airlines entre Valencia y Estambul, y una más que aceptable tarifa por ser temporada baja tuvimos la posibilidad de realizar el viaje a una de las ciudades que teníamos muchas ganas de visitar desde hace tiempo, más todavía después de una escala en nuestro viaje a China que nos dejó con más ganas.
El vuelo, como siempre con esta compañía, muy agradable y tranquilo y llegamos al aeropuerto de Estambul a primera hora de la tarde. Tras cambiar algo de dinero en el aeropuerto nos dispusimos a tomar el metro que une el aeropuerto con el centro de la ciudad. Es muy conveniente comprar la Istanbul Card, tarjeta recargable con la que los viajes salen a aproximadamente la mitad de precio que si compramos los viajes individualmente con “tokkens” (normalmente 2,15 liras contra 4), pero como la oficina del aeropuerto estaba cerrada nos tocó sacar tokkens de una máquina. El metro es bastante aceptable combinado con el tranvía, aunque hay zonas de la ciudad que aún no cubre bien. Aún así el trayecto se hace largo y los primeros momentos en una ciudad nueva siempre son algo más desconcertantes hasta que captas como funcionan las cosas y tu mente procesa el nuevo escenario.
Elegimos un aparthotel en la zona de Sultanahmet, en la ciudad vieja y cerca de algunos de los puntos de interés más conocidos. Elegimos un apartotel por la posibilidad de poder preparar algunas comidas, lo cual siempre viene muy bien para poder ahorrar, y eso siempre da la posibilidad de poder hacer más viajes 😉 Al final entre el metro, el tranvía y el callejeo el día de llegada está llegando a su fin y al día siguiente empezaríamos en serio a explorar la ciudad.
SULTANAHMET
La zona más antigua de Estambul y la que posee los puntos de interés más conocidos y famosos de esta ciudad. Nuestra primera visita fue a, como no, a Santa Sofía, obra cumbre del arte bizantino e icono de la ciudad inaugurado en el año 537, ha sido iglesia, mezquita y hoy en día museo. Elegimos ir a primera hora para evitar, dentro de lo posible, las hordas de turistas que la inundan a media mañana. La entrada es cara y siempre hay mucha gente, pero en tu primera visita a la ciudad no puedes dejar de verla, es impresionante las dimensiones y técnicas de construcción para la época, destacando su enorme cúpula, soportada por arcos y pilares que hacen de contrafuertes. Son interesantes sus mosaicos y las vistas de la Mezquita Azul.
Dentro del mismo reciento podemos ver las tumbas de algunos sultanes, a modo de panteones donde podremos entrar descalzos, las tumbas son verdes y de cierta altura, se supone que para que los muertos puedan ponerse de pie.
Un parque nos separa del otro gran punto de interés de la zona: La Mezquita Azul, impresionante templo construido en el siglo XVII, ya que el sultán de turno quería hacerle sombra a Santa Sofía. Hoy entre las dos hacen la estampa más reconocible de Estambul. En su momento fue polémica porque sus seis minaretes hasta entonces sólo estaban reservados para La Meca, la solución que se encontró es añadir uno más a La Meca que ahora tiene siete. Como la Mezquita Azul sí que es un templo en uso para entrar debemos descalzarnos y las mujeres cubrirse la cabeza, la entrada es gratuita.
Desde el parque a un lado Santa Sofía:
Y al otro la Mezquita Azul:
Patio e interior de la mezquita:
Y nuevamente al parque entre los dos monumentos, punto de encuentro de la ciudad antigua.
Otro punto interesante de la zona es la Cisterna Basílica, la más importante de las antiguas cisternas de la ciudad y de dimensiones enormes. Nos sumergimos en un mundo subterráneo y de oscuridad muy curioso, nos resultó una visita muy interesante. Hay que localizar las dos cabezas de medusas que sirven de bases de columnas, seguramente traídas de algún templo romano.
En la zona también se encuentra el Palacio Topkapi, un gran complejo de palacios y residencias. Nosotros decidimos no entrar por la larga cola que había y el alto precio de la entrada, además en este viaje nos hemos dedicado más a callejear y siempre hay que dejarse algo pendiente para volver ¿no?.
EMINONU
Una de las zonas de la ciudad que más nos ha gustado, con el puente Galata que conecta las dos partes europeas de la ciudad, los muelles desde donde sales los ferries a todos los barrios de la ciudad y con la estación de tren cerca, configuran un escenario donde tomarle el pulso a la ciudad con su continuo movimiento. Los incansables pescadores siempre pueblan las orillas del cuerno de oro y el puente, donde se encuentran multitud de restaurantes donde comer pescado fresco y donde te darán la paliza insistentemente para que entres y comas en el suyo. También serán muy insistentes los vendedores de cruceros, no les hagas caso, si quieres navegar por el Bósforo es mejor utilizar los barcos municipales, mucho más baratos y con recorridos similares.
El escenario se completa con las mezquitas de Eminonu y Suleymaiye, y la torre Galata al otro lado del puente que acaban de configurar un escenario imponente.
La explanada enfrente de la Mezquita Eminonu es un continuo ir y venir de gente, es recomendable sentarse un rato y observar el ritmo de la ciudad. También vimos muchos niños pidiendo, lo que nos ofrece una cara menos amable de la realidad turca.
Justo al lado se encuentra el Bazar de las Especias, que nos resultó más interesante y auténtico que el Gran Bazar, y nos hizo recordar sensaciones parecidas a las vividas en Marrakech, siempre es interesante sumergirse en el amalgama de colores, olores y sabores que envuelven los bazares.
Las calles adyacentes, y que unen los dos bazares, también tienen una gran actividad comercial, con multitud de pequeñas tiendas y un continuo ir y venir de mercancías de todo tipo.
CIUDAD MODERNA
Al otro lado del cuerno de oro se desarrolla la parte más moderna de la ciudad. Uno de sus centros neurálgicos es la Plaza Taksim, de grandes dimensiones es un espacio abierto sin nada especial, pero es lugar de paso para casi todo el mundo y siempre está lleno de gente, se ha hecho bastante famosa porque ha sido el centro de las protestas que han tenido lugar en el país en los últimos tiempos. Un buen punto de partida para visitar la zona es llegar a la estación de metro de la plaza y empezar a bajar por la Avenida de la Independencia (Istiklal Caddesi), una gran calle comercial peatonal por la que circula un tranvía histórico y que es la gran vertebradora de esta zona de la ciudad. Siempre abarrotada de gente y con comercios mayoritariamente occidentales (se nota la diferencia con la parte antigua), si vas a Estambul acabarás paseando desde Taksim hasta la Torre Galata, el ambiente está asegurado.
La visita a la Torre Galata es obligada y nos proporciona una de las mejores vistas de la ciudad, construida en 1348 su situación sobre una colina nos hace dominar casi toda la ciudad. Tal y como dice “La canción del pirata” podíamos ver Europa, Asia y allá enfrente Estambul. Nosotros subimos de noche y la vista de la ciudad iluminada, destacando las mezquitas, era mágica. Completado con un paseo por el puente Galata para volver a la ciudad antigua.
USKUDAR
Llegaba el momento de conocer la parte asiática de la ciudad, y aunque ya hay una línea de metro que cruza el Bósforo por debajo lo mejor es hacerlo en los barcos municipales por las vistas, el precio es barato, como la mayoría de los trayectos de metro o tranvía. Salimos de Eminonu y pudimos disfrutar otra vez de sus vistas.
Conforme cruzamos el estrecho tenemos mejores vistas de la parte más moderna de la ciudad.
Al llegar al embarcadero subimos un rato hacia el norte hasta llegar a un pequeño parque donde teníamos buenas vistas del puente del Bósforo y con todo el barrio de Besiktas frente a nosotros.
La zona de la plaza Taksim:
Panorámica completa del barrio de Besiktas y el puente del Bósforo, en la ribera del estrecho se encuentra el Palacio de Çırağan que también es un punto visitable.
Bajando hacia el sur nos encontramos un agradable paseo a lo largo de la costa del estrecho, muy animado y con buenas vistas. Una vez nos vamos a acercando a la pequeña isla que contiene la Torre de la Doncella (Kiz Kulesi) veremos que hay unas gradas con alfombras, pues es visita obligada quedarse a ver el atardecer desde allí para ver desde Asia como anochece en Europa, te puedes tomar un té (o lo que quieras) y no es caro. El espectáculo de ver ponerse el sol por Santa Sofía y la Mezquita Azul es simplemente mágico, es algo que no puedes perderte en una visita a Estambul. Unas cuantas fotos del atardecer, aunque se podrían poner miles.
Un timelapse de la puesta de sol completa:
Una vez anochece hay que volver por el mismo camino para volver a tomar el barco. Mientras podemos ver la ciudad de noche y el puente iluminado.
A la mañana siguiente pasando por delante de la Mezquita Azul vimos que estaba toda la zona acordonada con grandes medidas de seguridad y con una gran expectación de prensa y público. Más por curiosidad que por otra cosa nos quedamos un momento a ver quién era el ilustre visitante. Al rato apareció una gran comitiva con el Papa Francisco a la cabeza, es curioso porque ya coincidimos con él tres meses antes en Seúl, parece que nos va siguiendo…
KADIKOY
Otro barrio interesante de la zona asiática, siendo el emplazamiento más antiguo de la ciudad, hoy en día es una zona muy dinámica, llena de pequeños comercios y muchos bares. Es un barrio con mucha gente joven, artistas y movimiento cultural. Se considera el distrito más laico de la ciudad. Sin duda bien merece un paseo para tomarle el pulso a la zona más alternativa de la ciudad.
Para llegar nuevamente hay que tomar un barco municipal desde Eminonu
Llegada el embarcadero de Kadikoy
Desde el barrio tenemos una perspectiva diferente de los iconos de Sultanahmet, y también se vislumbran las Islas Príncipe, una posible visita si se va más días a la ciudad.
El paseo por el barrio es muy agradable, tanto que no tenemos fotos 😛
Nuestra última noche la aprovechamos para volver a pasear entre Santa Sofía y la Mezquita Azul y darnos un buen homenaje en forma de cena turca. En Estambul la comida más representativa es el kebab, pero hay que aclarar que no es tal y como lo conocemos en la Europa occidental, kebab es como se llama el tipo de carne y tiene muchas variantes. Lo que conocemos aquí sería “doner kebab” que también está muy presente allí, pero sin las salsas que aquí se le ponen y que allí consideran un sacrilegio.
Las últimas fotos de la zona ayudan a hacer aún más imborrable el recuerdo de esta impresionante ciudad, puente entre dos continentes, con una gran historia a sus espaldas, un presente con mucha personalidad y un futuro prometedor. Y ya para siempre en nuestra lista de ciudades favoritas.
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