Marrakech
Elena

Mayo de 2013

El pasado 9 de mayo partimos rumbo a Marrakech en un avión de Ryanair. Era nuestra primera incursión en África continental y teníamos muchas ganas de conocer el país vecino. Sabíamos que Marrakech es una ciudad bastante turística y en general nos pareció buen punto de partida como toma de contacto con un país árabe. Habiamos pasado una noche en Dubai y visitado algunos aeropuertos de los Emiratos, pero eso la verdad no cuenta demasiado, así que ahí estábamos dispuestos a echar un vistazo e intentar conocer un poquito más la cultura árabe.

Llegamos al aeropuerto a eso de las 8 de la tarde, hora local, cambiamos un poco de dinero y cogimos el autobus que nos llevaría a la plaza Jemaa el-Fna centro neurálgico de la ciudad. Aquí ya empezaron los primeros intentos de taxistas para que no montaramos en el autobus, pero íbamos decididos a seguir el plan inicial, así que, montamos en el bus que en apenas 20 minutos nos dejó en la plaza. Durante el trayecto nos llamó poderosamente la atención la cantidad de motos y bicis de la ciudad, increíble la primera impresión de los cruces y en general el caos circulatorio.

Ya se había puesto el sol así que la gente estaba en la calle, sentados en los parques…mucho ambiente que nos dio muy buena impresión.

Llegamos a la plaza pero no quisimos atravesarla para tener la primera impresion de ella una vez que hubieramos dejado las mochilas, así que la rodeamos e iniciamos el camino al Riad. Nos resultó sencillo encontrarlo a pesar de que estaba en plena medina gracias a un usuario de internet que había hecho una descripción del recorrido desde la plaza hasta la misma puerta, con fotografias  si no, hubiera sido imposible, aún estaríamos buscando 🙂

Llegamos al Riad y nos recibió un hombre de nombre Abdul, con muy poca idea de inglés, pero hablando un poco de frances y un poco con gestos, nos entendimos. Nos invitó a un te de menta, que sería el primero de unos cuantos durante los días que estuvimos en Marrakech, nos gustó bastante. Abdul nos dio la llave de la habitación y por fin dejamos las mochilas, nos cambiamos y salimos ahora sí, a  conocer la famosa plaza Jemaa el Fna.

Caminamos por las calles que dan a la plaza y empezó el espectáculo de vendedores intentando llamar nuestra atención, en general las compras no nos gustan, que nos agobien para que compremos menos aún y ya no os digo el tema de regatear, pero estamos en Marrakech, sabemos que forma parte de su día a día, su cultura y venimos preparados para el bombardeo.

Al llegar la plaza es un hervidero, hace buen tiempo y nos resulta agradable pasear entre la gente que forma corros viendo a otros tocar tambores, bailar…decidimos que es hora de ir a  cenar y ante la avalancha de gente diciéndonos que no sentaramos en sus puestos, en la misma plaza, decidimos cenar en uno que estaba bastante lleno, tal y como nos habían recomendado que hiciéramos.

La cena bastante buena aunque el sitio era muy turístico. Después de cenar dimos alguna vuelta mas por ahí antes de irnos a dormir, no sin antes tomarnos un zumo de naranja recién exprimido que costaba unos 40 centimos, y que formó parte de nuestro día a día durante el tiempo que estuvimos en marrakech

Viernes 10 de mayo

El desayuno en el Riad era bastante abundante, con un montón de cosas típicas a base de miel, algunas mermeladas, te y zumos

Era viernes y curiosamente cierran muchas tiendas así que nos dimos cuenta de que ese día, estaba un poco menos animada la zona del zoco.

Comenzamos a andar hacia la Medersa Ben Youssef, un antiguo colegio islámico, pero callejeando pronto nos dijeron que no íbamos en buena dirección, porque nos salíamos ya de la medina. Tengo que decir que 2 ó 3 personas nos indicaron amablemente cómo llegar hacia la curtiduría bereber, lugar donde tratan las pieles, y sitio al que decidimos ir tras comprobar que la Medersa la habíamos dejado atrás. Ninguna de ellas nos pidió dinero, ni siquiera hicieron el amago.

Nada más entrar en la curtiduría un señor nos recibió con unas ramas de hierbabuena, para enmascarar un poco el olor del lugar, aunque tengo que decir que salvo algún momento, no era tan intenso como preveíamos. Las pieles se limpian de restos de carne y grasa, se secan al sol, se mezclan con orina, con excrementos de palomas…no es el mejor trabajo del mundo y desde luego impresionaba bastante ver a  aquella gente trabajando allí.

Al terminar el recorrido el hombre nos llevó hasta una tienda donde vendían todo tipo de artículos de piel, bolsos, alfombras, miramos un poco porque nos parecía un poco feo irnos sin ni siquiera entrar, error de novatos, pero cuando escuchamos los precios y vimos que aún con el regateo sería imposible que compraramos nada alli, nos fuimos. A la salida nos esperaba el hombre que nos había guiado por la curtiduría y con el que no habíamos negociado ningún precio por la visita, craso error porque al salir nos pedía 20 euros, la visita no había durado más de 15 minutos y ahí empezó el regateo, y no nos gustó nada, porque el hombre nos decía que era para todos los trabajadores también de la curtiduría, no sólo para él, y bla bla bla y tu sabes que le estás regateando 20 euros (10 por persona) que pagarías por subir al empire casi sin pensarlo (bueno nosotros nos lo pensaríamos un poquito jejeje) pero por otra parte sabes que es mucho, que la visita no ha durado casi nada, y que claramente no le debes pagar los 20 euros y que 10 casi tampoco por lo que cuestan allí las cosas y no se..no nos gustó esa sensación de sentirte medio estafado y a la vez pensar que ese sentimiento no te lo planteas tanto en otros países aunque estés pagando mucho mas de lo que debes por algo.El caso es que al final le dimos 10 euros y nos fuimos de allí.

Bueno después de aquello intentamos otra vez llegar a la Medersa, pasando de nuevo por la plaza Jemaa el-Fna que es el lugar hacia donde te va indicando la gente si te ve perdido por la medina. La plaza, esta vez de día, estaba repleta de «encantadores de serpientes»…

monos con los que hacerte fotos…

mujeres que tatuaban con henna. La verdad es que todos ellos son un poco «rudos» con los turistas por ejemplo si ven que haces una foto y no has negociado antes el precio con ellos, puedes pasar un mal rato porque probablemente te pidan más dinero del que estés dispuesto a  pagar. Las tatuadoras de henna son demasiado insistentes, no basta un no y suelen ir detrás de ti para que te tatues algo. Era el primer día e intentabamos ser lo más amables y menos bruscos posible, pero así no funciona y a  veces hay que ser un poco más cortante. Si algo hemos experimentado en nuestros viajes es que los primeros días vas acostumbrándote  a la ciudad y vas un poco inseguro, tienes que adaptarte a las formas de ser de la gente, a cómo funcionan las cosas en general, Marrakech no fue una excepción y el último día nos dimos cuenta de que habíamos aprendido a  controlar un poco más lo que pasaba a nuestro alrededor.

Esta vez sí, llegamos a la Medersa Ben Youssef, antiguo colegio de estudios superiores musulmán que llegó a alojar a 900 estudiantes en unos 130 dormitorios.

Nos pareció muy bien conservada. Los detalles eran impresionantes, en cada escalera, el patio… Merece la pena visitarla, sin duda

El patio central…

Recreación de una de las habitaciones de los estudiantes

Tras esto fuimos al museo de Marrakech, que se encuentra en un impresionante palacio con un espectacular patio

No he retocado los colores de las fotografías.

Es increíble como en la arquitectura árabe se utilizan técnicas para mantener los lugares frescos, la temperatura en la calle era bastante elevada y sin embargo en estos lugares que visitábamos el ambiente era muy fresco, sin necesidad de aire acondicionado, a veces sólo un pequeño agujero en el techo puede enfriar toda una estancia.

Paseamos por la medina, intentando descubrir cosas que llamaran nuestra atención, en realidad casi todo lo hace, para bien y para mal.

Algunas zonas estaban cubiertas, la sombra se agradecía…y supongo que los meses de más calor sin estos pequeños refugios, debe ser insoportable.

Comimos en la plaza, en un restaurante bastante turístico pero con un buen precio y buena comida típica y lo mejor, unas bonitas vistas de la plaza y de la ciudad:

El viernes es el día festivo para los musulmanes y  es el día obligatorio para acudir a la mezquita, el resto de días sólo es recomendable, así que pudimos ver cómo la mezquita que teníamos más cerca se llenaba, incluso muchos tuvieron que quedarse afuera. La verdad era impresionante, hacía mucho calor y tuvieron que quedarse un buen rato al sol.

Volvimos al Riad a pasar las horas más calurosas del día, recomendable si no quieres pasar demasiado calor,  para salir otra vez a última hora de la tarde.

Nos sentamos en una terraza también en la plaza a ver la puesta de sol. Es muy recomendable porque puedes ver cómo literalmente se va transformando la plaza, surgen los puestos de comida y se va llenando por momentos. Además las vistas del sol poniéndose son muy bonitas.

Esa noche comimos en uno de los puestos de comida donde acuden los locales. Las condiciones higiénicas no eran las mejores (la gente bebiendo de los mismo vasos, platos que se «lavaban» siimplemente con una pasada en el mismo cubo de agua cada vez, imaginaos cómo estaba el cubo)

El cocinero preparando el hígado que pedimos, y que estaba comiendo casi todo el mundo por allí 🙂

Bueno sabíamos todo eso y nos arriesgamos, y perdimos, claro 🙂 Esa noche llegaron los vómitos, el malestar y la fiebre, Chema pilló una gastroenteritis y yo sin llegar  a tanto, tampoco me encontré muy bien, así que todo eso, marcó el resto del viaje.

¿Sabéis que es lo peor? que la cena estuvo buenísima 🙂

Bueno en cualquier caso esto puede pasar en cualquier parte del mundo, yo me pillé una parecida en Sicilia, así que ya está, cuestión de suerte 🙂

Sábado 11 de mayo

Para este día habíamos contratado una excursión al valle de Ourika. Era imposible que fuéramos, porque Chema estaba fatal y no se podía ni levantar de la cama, así que llamé al chico con el que habíamos contratado la excursión y sin problemas la cambiamos para el lunes. No sabía si Chema iba a estar en condiciones pero como nos íbamos el martes a mediodía, no podía retrasarla más. Chema se quedó en la cama mientras yo fui a  buscar algo para que pudiera beber y recuperar un poco las sales y demás que estaba perdiendo, conociendo a Chema sabía que iba a querer comer algo en algún momento así que quería buscar algo de comida que nos viniera bien a los dos, porque yo tampoco estaba muy bien. Buscaba algo tipo aquarius y tal vez algún yogur o algo parecido. Decidí ir a la zona más moderna de Marrakech donde suponía que podía encontrar algo que pudiera reconocer más fácilmente y de paso veía algo de la ciudad. Me llevó buena parte de la mañana hasta que ya casi de vuelta y pensando ya en comprar cualquier cosa encontré un carrefour express muy cerca de la medina, no sabéis la alegría que me entró, es que son esas cosas que es verdad que no valoras hasta q te faltan, parece mentira. Bueno el caso es que llegué a la habitación y me encontré a Chema moribundo, pero algo mejor 🙂 Mientras dormía me entretuve yendo a la plaza a por un poco de limón natural recién exprimido (en los mismos puestos donde vendían los zumos de naranja, eso sí, sin hielo ni nada que pudiera contaminarlo) Imaginad cuando lo pido para llevar y recorro medio zoco con el vasito de plástico en la mano con cuidado de que no se me cayera, menudo cachondeo que llevaban conmigo los de los puestos. Pero bueno, todo bastante gracioso me preguntaban si era para ellos y demás. La gente del Riad se portó bastante bien,  Abdul y las dos chicas que limpiaban las habitaciones me preguntaban por él a cada rato y subieron a ver cómo estaba y si necesitaba algo.

Ya por la tarde noche se encontraba mejor y quiso ir a  ver la ciudad moderna y así ver las cosas que le había contado. Fue un paseo tranquilo porque aún estaba un poco débil, pero como se iba encontrando mejor a  cada paso, nos fuimos animando. Estas cosas pueden formar parte del viaje, así que hay que asumirlas y sobreponerse lo mejor que se pueda.

Domingo 12 de mayo

Nos levantamos los dos mucho mejor así que animados nos dispusimos a  ver partes de la ciudad que no conocíamos aún.

El Palacio el Badi fue construido a finales del s. XVI. Estaba decorado con los materiales más ricos traídos de diferentes partes del planeta. Hoy sólo puedes hacerte una idea de lo que fue en su día, su planta, sus jardines…

Hoy, las cigüeñas y sus nidos han invadido el complejo.

Despues de esto fuimos a  visitar las tumbas Saadies que datan de 1578 Son bonitas pero tampoco muy espectaculares y el sitio no es muy grande, así que tampoco hay tanto que ver…Antes de llegar a las tumbas un chaval nos dijo que íbamos por un camino equivocado y nos indicó otra calle, vino con nosotros unos metros y nos pidió dinero, no nos apetecía mucho pero le dimos unas cuantas monedas. Obviamente nos engañó y nos dimos cuenta de que por donde íbamos al principio llegabamos perfectamente al destino. Esto nos pasó varias veces  a lo largo del viaje (obviamente sólo en la primera caimos) cuando alguien nos decía que no había salida por donde íbamos simplemente seguíamos y lo triste es que todas y cada una de las veces que nos lo dijeron, íbamos perfectamente.

Las tumbas saadíes

Despues de la visita a las tumbas saadíes fuimos al palacio Bahía. Construido a finales del s.XX

En esta zona de los alrededores del palacio pueden encontrarse un montón de tiendas de especias, casi siempre llenas de turistas.

Está al lado del mercado de las especias, donde hay una mezcla increíble de olores, colores y demás-

Cerca está también una de las únicas puertas  ornamentadas de entrada a la ciudad, en las murallas. Es bastante chula.

El Palacio es bastante bonito, y merece la pena la visita.

Muy cerca del palacio está el barrio judío.

Entramos al barrio pero no estuvimos mucho tiempo, vimos la sinagoga (que era chula)un poco rápido y nos fuimos.

Era un poco desagradable porque no podíamos ir andando tranquilamente venía gente a intentar que les siguieramos para «indicarte» y darles dinero, por supuesto alguno nos intentó engañar diciéndonos que no había salida por tal o cual calle. Por mas que les decías que no, que ya ibas tu solo era dificil quitarnoslos de encima. Bueno ya sabíamos cómo iban a ser las cosas.

A última hora de la tarde fuimos a los jardines que están cerca de la mezquita Koutoubia, que domina la ciudad. Es impresionante y una pena que no se pueda pasar. Su alminar es el modelo de los de las mezquitas de Rabat, y de Sevilla (la Giralda)

El día había sido largo y como aún andábamos un poco cansados nos fuimos pronto a dormir. Al día siguiente nos esperaba el valle de Ourika

Lunes 13 de mayo

Nos levantamos temprano para coger la furgoneta de la excursión que habíamos reservado para visitar el cercano valle de Ourika. No somos muy de contratar excursiones pero la verdad es que queríamos visitar algo cercano a Marrakech que nos permitiera ir y volver en el día y básicamente eso es el Valle de Ourika. Hay bastante oferta de excursiones al valle así que era bastante más barato que ir por nuestra cuenta.

Nos montamos en la furgoneta aproximadamente 15 personas de distintas nacionalidades y nos pusimos rumbo a nuestra primera parada. Un pueblo Bereber. La verdad es que impresionaba bastante ver el pueblecillo, cuatro casas destartaladas, un montón de niños deseando que llegara la furgoneta de los turistas.

Bueno total nos llevaron a una casa bereber donde la señora de la casa nos preparó un te a la menta. Luego al salir dejábamos unas propinas

El establo de la casa…

Otras zonas de la casa…

La señora de la casa…

Una de las niñas de la casa

Después de tomar el té moruno

…subimos a la furgoneta para nuestra siguiente parada, un centro de naturopatía. Que no era más que un chiringuito montado para vender especias, aceite de argán y demás. Fue gracioso porque iban todos los trabajadores con batas blancas y en la entrada tenían un pequeño jardín con algunas especias de las que luego vendían. Creo que querían dar la impresión de que  ahí elaboraban todos los productos de forma natural y bla bla bla, pero de eso nada. La verdad lo tenían muy bien montado, con trabajadoras moliendo semillas para hacer aceite de argán que paraban cuando no había turistas…fue bastante gracioso la verdad.

Bueno ya de vuelta en la furgoneta el paisaje se vuelve un poco más boscoso, vamos en paralelo al río y empezamos a ver chiringuitos a pie de río con las sillas y mesas literalmente en el cauce.

La imagen se repitió ya durante toda la jornada, de hecho comimos en uno parecido.

Como los puentes eran bastante rústicos se habían convertido en una atracción turística más, así que nos pararon en uno bastante rudimentario para que lo cruzaramos y nos hiciéramos unas fotos, muy lamentable 🙂 

De todos modos nosotros subimos un poco más después de cruzar el puente y conseguimos unas bonitas imágenes del valle.

Y este fue el punto donde me quisieron cambiar por camellos 🙂

Nos llevaron a un restaurante que estaba en el mismo río, comimos bien y no fue caro, pero nos obligaron a ir a ese restaurante y no nos dejaron elegir, así, literalmente nos bajaron de la furgoneta y ale, todos para adentro, si hacías el amago de ir por ahí no te dejaban y te decían que no, que era ese, en fin.

Unos señores que amenizaron la comida…

Otros restaurantes de la zona donde nos sorprendía ver auténticos saloncitos de casa en el rio 🙂

Después de comer nos pusimos en marcha para hacer un pequeño trekking hacia unas cascadas cercanas. Digo pequeño trekking porque estamos acostumbrados a cosas un poco más duras, pero algunas personas tuvieron que volverse  a mitad de camino (gente un poco más mayor) y en general como había que andar por algunas rocas a la gente le costó. Durante el camino había algunos puestos improvisados donde vendían bebidas que enfriaban con agua del mismo río

Las cascadas no es que fueran las más impresionantes que hayamos visto nunca, pero era un entorno agradable y fresco, así que mereció la pena subir

y probar con alguna foto bajo el agua

Después de aquello iniciamos la vuelta a Marrakech, bastante pintoresca por cierto 🙂

Martes 14 de mayo

Vuelta a casa. Aprovechamos la mañana para dar una vuelta por la Medina, comprar unos vasos de té con el poco dinero que nos sobraba y hacer unas cuantas fotos.

Al hacer balance de lo que habían sido los días que habíamos pasado allí estuvimos de acuerdo en que nuestra evolución en cuanto al manejo de las situaciones había cambiado mucho del primer día a los últimos, suele pasar en todos los viajes, pero este especialmente. Concluímos que nos había gustado la ciudad, y que había sido una pena no estar al 100% físicamente. Por supuesto nos gustaría volver a Marruecos y creemos que fue una buena toma de contacto con un país árabe.

¡Salud y Aventuras!

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