Albania en bicicleta 2022
Elena

Recorrer Albania en bicicleta era algo que llevábamos meses imaginando, y es que teníamos muchas ganas de recorrer el país en bicicleta. Por la mañana temprano partimos de Bar, localidad situada en la costa Montenegrina, donde habíamos pasado un par de noches. Nada más alejarnos de la costa tuvimos una subida larga pero muy asumible.

Íbamos sin apenas tráfico y la temperatura era ideal. Nos sorprendió que el paisaje cambió de forma abrupta y de pronto las iglesias fueron sustituidas por mezquitas. Pasábamos por los últimos pueblos de Montenegro y nos dimos cuenta de que la religión islámica era la que imperaba en la zona.

Y entramos a Albania en bicicleta

Fue un muy buen día de pedaleo, paisajes bonitos y temperatura muy agradable. Los trámites en la frontera fueron muy sencillos y así, a mitad de mañana, llegamos a Albania.

Nada más entrar, y mientras nos hacíamos la típica foto con el cartel de entrada, vimos los primeros perros vagabundos persiguiendo y ladrando a una moto. Me preocupó que hicieran lo mismo con nuestras bicicletas al pasar, pero no nos hicieron ni caso, y como más tarde confirmé, los perros no iban a ser un problema en Albania.

Desde el mismo momento que cruzamos la frontera la gente empezó a saludarnos con una gran sonrisa. Nos daban la bienvenida a Albania e hicieron que nos sintiéramos muy muy bien. Coincidimos con la hora de salida de los colegios e institutos y los niños nos saludaban y hacían preguntas en inglés, con gran regocijo cuando les respondíamos, los coches nos adelantaban muy prudentemente y nos saludaban. ¡Pero qué maravilla de país!

Shkodër

Pronto llegamos a Shkodër, nuestra primera parada y una de las ciudades más importantes del país. Entramos a la ciudad y nos sorprendió la cantidad de gente que circulaba en bicicleta, de todas las edades y condiciones. Los coches no tenían más remedio que circular al ritmo que le marcaban las bicis así que el tráfico era pacífico y la conducción en bicicleta muy segura. Y es que ya se sabe, no hay mayor seguridad cuando uno circula en bici que que haya otras bicicletas circulando contigo.

Shkodër, tiene un centro peatonal muy cuidado por donde es una maravilla pasear. Lleno de bares y restaurantes constituye uno de los puntos imprescindibles que visitar. Además se puede subir al Castillo de Rozafa, desde donde se tienen unas vistas impresionantes de la ciudad y de los alrededores. Nos gustó mucho pasear por nuestra primera ciudad albanesa y empezar a tomarle el pulso al país.

Lezhë

Después de unos días de descanso nos dirigimos rumbo a Lezhë, ciudad a medio camino entre Shkodër, y Tirana. La ruta fue bastante tranquila y nos sorprendió lo bien que nos adelantaban los conductores albaneses, con bastante espacio de seguridad y reduciendo la velocidad. Los paisajes eran bonitos y hacía buen día. Pasábamos por pueblos donde veíamos casas bastante grandes y bien cuidadas, muchas bastante nuevas. De vez en cuando las carreteras se volvían un poco tortura porque estaban mal asfaltadas pero en general no tuvimos demasiados problemas.

Fue una ruta muy llana y excepto un rato de carretera con algo más de tráfico, fuimos por sitios bastante tranquilos. Y así llegamos a Lezhë, donde paramos un par de días porque uno de ellos iba a llover bastante.

Nos sorprendió que todos los edificios y casas de la ciudad estaban siendo o habían sido pintados, con colores más o menos llamativos, pero que le daban un buen aspecto general. Tiene un río y un paseo al lado recién construido que se llenaba de familias paseando por la tarde y nos gustó bastante.

Tirana

Después de un día entero de descanso, y ya sin lluvias, partimos rumbo a la capital, Tirana. La ruta fue también tranquila, por carreteras que discurrían por bonitos paisajes, pueblos pequeños donde nos encontrábamos con vacas, caballos, algunos en mitad de la carretera pero era muy tranquila así que no suponían ningún problema.

La entrada en Tirana no fue fácil, empezamos a pasar localidades y barrios con algo ya de tráfico, por carreteras fatal asfaltadas que dificultaban cada movimiento…a veces no sabías si era mejor esquivar el bache o el coche. Es cierto que los coches no iban nada rápido, porque no podían pero tanto semáforo, arrancada, esquivar baches, etc. agotan al final y además avanzábamos muy lentamente.

Por fin llegamos a Tirana, como era una época complicada de trabajo para Chema decidimos quedarnos casi una semana y así poder conocer un poco más la ciudad. Lo que vimos nos gustó mucho, aunque había muchos edificios en obras y remodelación, había zonas peatonales en el centro de la ciudad y bastantes parques.

Visitamos uno de los famosos búnkeres albaneses, paseamos por las bulliciosas calles, por la plaza principal de Tirana…, en general descansamos y socializamos, porque allí volvimos a coincidir con amigos cicloviajeros @judit.spt @vivirenbicicleta @deaculla y conocer a @yendoalaesencia.pablo que viaja a pie…lo que animó nuestras noches en la capital albanesa.

Durres

Después de una semana volvimos a hacer ruta hasta la costa. Fue un día de pedaleo agradable, sabíamos que serían nuestras últimas pedaladas por Albania porque queríamos cruzar a Italia para asistir a un evento ciclista. Así que ese día decidimos bajar un poquito la costa albanesa sin alejarnos mucho de Durres, donde cogeríamos el ferry. Ese día atravesamos localidades bastante más «destartaladas» que las que habíamos visto en las etapas anteriores. Las construcciones se veían bastante más precarias y empezamos a ver mucha basura por todas partes. En un momento dado íbamos por la carretera junto a árboles, montañas a los lados y llegamos a un río bastante grande. Era un mar de plástico. Nos quedamos un poco impresionados porque había bajado el nivel de agua y toda la pared del río estaba cubierta por plásticos que se habían quedado enganchados, qué dolor nos dió ver aquello. No lo esperábamos porque hasta entonces habíamos visto todo bastante bien en cuanto a residuos, más o menos, pero aquel río sobrepasaba todo lo que podíamos asumir como «medio normal»

Ese día dormimos en un camping a pie de playa, uno de los campings más bonitos y salvajes donde hemos estado. Se levantó un poco de viento y anunciaban lluvias para los siguientes días, pero decidimos quedarnos solo esa noche porque la cobertura allí era muy mala, y en plena época de rentas para Chema, necesitábamos una buena conexión.

Así que al día siguiente partimos hacia Durres en una cómoda etapa de unos 30 kms, nuestra idea era quedarnos un par de días antes de coger el ferry a Bari, en Italia. Pero entonces tuvimos uno de esos momentos que no le deseas a nadie. Ya en la ciudad y yendo por uno de los pocos carriles bici que existían, un coche en dirección contraria no vio a Chema y le atropelló. Fue a poca velocidad, Chema paró como pudo pero aún así la bici quedó bajo la rueda del coche. Cuando pudimos levantar todo vimos que la rueda estaba retorcida totalmente, así como los portabultos delanteros, y la pantalla de su ordenador, que apenas tenía un mes, rota completamente, un desastre. La gente allí muy amable nos ayudó, la conductora se disculpó y se fue y nosotros pues tuvimos que empujar como pudimos la bici de Chema hasta la pequeña guesthouse que sería nuestro alojamiento las siguientes dos noches. El hombre muy amable nos llevó a un taller de reparación de bicis a que enderezaran la rueda y los portabultos, lo hicieron, pero aún así no podíamos circular muchos kilómetros con ella.

Esos dos días tuvimos que cambiar todos los planes. Después de escribir a todas las tiendas que encontramos en Tirana y Durres para ver si podían cambiarnos la pantalla y ante la negativa de todas ellas, decidimos alquilar un apartamento en Durres para que Chema pudiera trabajar conectando su ordenador a una televisión, acortar nuestra ruta en Italia, encargar todo lo que se había roto para que llegara a Italia y quedarnos mientras tanto esperando en Albania que era bastante más barato. No nos resulta fácil organizarnos y planificar, pero en este caso tuvimos que hacerlo. Así que pasamos dos semanas más en Durres.

Hubo un par de días de muchísimo viento y nosotros estábamos en la octava planta de un edificio alejado un poco de todo. Una de esas noches de mucho viento nos estábamos preparando para ver una serie cuando de pronto sentí como se movía el sofá donde estaba sentada. Miré a Chema porque pensé que lo estaba moviendo él y cuando vi su cara y vi que se movía otra vez el sofa me di cuenta de que lo que se estaba moviendo era el edificio. Nos pusimos de pie y ya era evidente que se movía todo, la puerta del baño oscilaba. Duró varios minutos. Hacía tanto viento ese día que creo que lo primero que pensamos con los nervios fue que había algún problema con el edificio. En cuanto paró miramos twitter por si había sido un terremoto, ya habíamos vivido una situación parecida en Japón. Efectivamente había sido un terremoto bastante intenso con epicentro en Bosnia y algún fallecido en aquella zona. En 2019 ya hubo un terremoto en Durres y se derrumbaron dos edificios de apartamentos y un hotel, así que asustarse en aquella situación, entraba dentro de lo normal. Hubo alguna réplica aquella noche y días posteriores pero ya apenas se sentía nada.

Anécdotas aparte nos gustó bastante pasar más tiempo en Durres. Pasear por las tardes por la playa…pasear por la ciudad, conocer un poco más el día a día de los albaneses… Nos gustó mucho la experiencia, y nos alegramos de haber cambiado los planes y haber alargado nuestra estancia allí.

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