Sicilia
Elena

Abril de 2012

Sicilia era una de las zonas que nos quedaban por explorar en Italia, así que aprovechando una buena oferta de Ryanair nos decidimos a visitarla en la Semana Santa de 2012.

No disponíamos de mucho tiempo así que decidimos centrarnos en la zona occidental de la isla y dejar la zona del Etna para otra ocasión.

Nuestra primera parada fue Erice. Es una espectacular población en lo alto del Monte Giuliano, de 750 metros de altitud al lado de mar, en la costa occidental de Sicilia. Por su situación algunas mañanas las nubes bajas la cubren por completo dándole un aspecto fantasmagórico .

Al pasear por sus calles, y en eso la niebla ayudaba,  podías hacerte una idea de cómo debió ser la población en la Edad Media, con sus calles empedradas, las iglesias, las murallas y torres defensivas. La visita  a Erice no nos dejó indiferentes, y sin duda merece la pena la visita.

Vista desde el Monte Giuliano, ya a mitad del descenso, hubiera estado bien ver las vistas desde Erice, en lo alto del Monte, pero la niebla nos lo impidió.

Después de la visita a Erice pusimos rumbo a Selinunte, al sur de la isla. El trayecto lo hicimos en un coche de alquiler, que aunque era un cinquecento su techo solar hizo que el pequeño espacio se multiplicara por mil, si mirabas hacia arriba, eso sí 🙂 Puede parecer una tonteria, pero estuvo muy bien conducir bajo el sol siciliano

Selinunte es una antigua ciudad griega en su época fue un importante enclave comercial y llegó a contar con más de 25000 habitantes. Destacan cinco templos construidos alrededor de la acrópolis. Las ruinas son impresionantes y merece la pena tomarse tiempo para pasear por las calles de la acrópolis. Como en las ruinas de Pompeya nos dió la impresión de cierto abandono, sobre todo en cuanto a seguridad. La poca vigilancia hace muy fácil para cualquiera el acceso a piezas importantes.

Además en el caso de Selinunte nos dio la impresión de que tiene muchísimo más potencial, muchas zonas aún sin descubrir.

De camino al aeropuerto de Palermo, donde íbamos a entregar el coche de alquiler pasamos por Segesta, histórica rival de Selinunte en el apogeo de las dos ciudades. Su situación es impresionante, entre montañas. Y aunque la luz ya no nos acompañaba, sin duda disfrutamos del entorno.

Comenzamos nuestro recorrido por Palermo a la mañana siguiente, desde la plaza Giuseppe Verdi, dominada por el teatro neoclásico Mássimo .

Paseando nos encontramos en pleno corazón del barrio de la Kalsa, hace pocos años debido a la marginalidad y degradación las guías de viaje recomendaban a los turistas no adentrarse en el barrio al anochecer, de hecho la Madre Teresa llegó a  establecer en este barrio una de sus misiones al considerar que los vecinos de este barrio vivían en condiciones similares a las del tercer mundo. Poco a poco las autoridades han ido tomando conciencia y hoy en día la zona está siendo rehabilitada. Vimos algunos restaurantes en la zona y algunas fincas reformadas. Aunque en general el estado del barrio era bastante destartalado, lo que hacía que tuviera mucho encanto.

El paseo por el barrio fue tranquilo y bastante agradable, de hecho lo visitamos también el día siguiente.

Llegamos a la Piazza Marina, donde se encuentran importantes palacetes. Como el Palazzo Chiaramonte, que fue sede de la inquisición:

Otros palacetes de la plaza…

En el centro de la plaza hay un jardín donde se encuentra el árbol más antiguo de Palermo, un «ficus benjamin» de 150 años, bastante impresionante.

Galleria Regionale Siciliana, bonito edificio de estilo gótico mediterraneo ¿no os recuerda a la lonja de Valencia?

Dimos un pequeño paseo por el puerto, que contaba con algunas esculturas interesantes

Estos bancos de lejos parecían pequeñas camas super cómodas. Pero doy fe de que eran pura piedra y azulejos, aún así, originales.

Piazza Pretoria, con la Fontana pretoria que en su época causó gran revuelo por la cantidad de figuras desnudas que la componen. Llegó a ser conocida como «la fuente de la vergüenza»

La Plaza dei Quattro Canti, ejemplo de Plaza Barroca, dominada por cuatro edificios con fachadas similares

Los cuatro edificios forman una cúpula perfecta al aire libre…la  pena es la cantidad de tráfico de la plaza que impide pasear por el centro de la misma

Iglesia de Santa Caterina que estuvo cerrada al público durante muchos años, custodiada por 7 monjas ancianas. Al entrar puedes entender por qué  no querian mostrarla al público. Es un auténtico tesoro.

San Juan de los Ermitaños, con sus cúpulas rosadas que le dan un toque oriental

Algunos edificios que llamaron nuestra atención en Palermo…

El edificio de correos que nos recordó a los grandes edificios soviéticos…

La estación de tren…

Piazza Politeama, cerca de donde nos alojábamos

El balance general del viaje fue positivo, las ciudades que visitamos nos gustaron mucho, aunque tuvimos poco tiempo, sin duda Sicilia merece otra visita

¡Salud y Aventuras!

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