Por la mañana temprano partimos de Bar, localidad situada en la costa Montenegrina, donde habíamos pasado un par de noches. Nada más alejarnos de la costa tuvimos una subida larga pero muy asumible. Íbamos sin apenas tráfico y la temperatura era ideal. Nos sorprendió que el paisaje cambió de forma abrupta y de pronto las iglesias fueron sustituidas por mezquitas. Pasábamos por los últimos pueblos de Montenegro y nos dimos cuenta de que la religión islámica era la que imperaba en la zona.

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